Si ganan los buenos, hay mucha gente que va a amasar mucho dinerito. Y el dinerito es una cosa muy buena. Eso lo saben los buenos muy bien, y también la gente que amasará ese dinerito. ¿Quiénes van a amasar el dinerito? Es que pareces tonto: ¡el dinerito lo van a amasar los buenos, joder! ¿Quién si no?
Los buenos saben hacer bien las cosas. Los buenos dicen: "vamos a desregularlo todo: un, dos, tres, ¡ya!" Entonces se lanzan a la carrera porque están preparados para la carrera, están bien situados y calzan hermosos zapatos nike. Y se apoderan de lo que queda suelto, desregulado. En los malos tiempos los buenos aprendieron que en esta vida, si quieres salir adelante, hay que saber dar dentelladas al prójimo. Así funciona. En los malos tiempos, los buenos aprendieron a hacer negocios y a sacar partido de las necesidades. En los malos tiempos no funcionaban las leyes y el derecho democráticos, así que ellos hacían valer la ley de la fuerza (no mercy for the weak) y el derecho del Übermensch: "¡si te cojo eres mío!" (por cierto, esta frase fue la que le dijo el negro una noche a mi abuelo Ubaldo en uno de sus viajes a Sudáfrica. Mi abuelo echó a correr, pero finalmente el negro lo atrapó y mi abuelo fue suyo: así fue como el viejo Ubaldo concibió a mi padre, de la simiente todopoderosa de un zulú, cuya energía salvaje corre hoy por mis venas).
Los buenos adoran amasar el dinerito. Les gusta mucho, ir haciendo una pelota con él, pensar en multiplicarlo. Es el sueño de los panes y los peces, pero con resultado inverso. Los buenos son cristianos viejos, pero piensan que Jesús fue un ingenuo, y así acabó. Los buenos piensan que Jesús debería haber hecho multiplicarse los panes y los peces, pero que luego debería haberlos vendido. Ese fue su error. Un error que a la larga le costaría la vida. Jesús podría haber sacado mucha pasta vendiendo panes y peces a la muchedumbre, podría haber fundado un imperio alimenticio, pero no tenía suficiente amplitud de miras. No conocía las teorías de Milton y los Chicago Boys y además era un poco pardillo. Pero los buenos sabrán vengar la memoria de Jesús subsanando sus errores, que fueron muchos. Los tiempos han avanzado y ahora está todo mucho más claro.
Si ganan los buenos, los buenos harán muchos millones. Ya se están frotando las manos. Por eso, para ayudarles a conseguir su objetivo, hemos de movilizarnos para ir a votar. Con la esperanza de que nosotros también seamos buenos y nos toque un pellizco del pastel.
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