jueves, 29 de marzo de 2012

¿Qué viene ahora?

Se nota. Nos habíamos olvidado de cómo era. Pero se nota. No lo pueden evitar. Alguno creyó que esta vez venían de suaves porque el señor este de pelo teñido y barbita blanca parecía más afable que aquel pequeño con bigotito, que era abominable. Los hombres pequeños con bigotito son terroríficos, bien lo sabemos. Pensábamos que quizás este, que era alto, con el pelo teñido de castaño oscuro y barba blanca de papanuel, sería más cándido, más bondadoso. Pero las apariencias engañan. Todos ellos están cortados por la misma tijera. No han tardado demasiado en enseñar su pata peluda y ya vemos cómo nos atosigan con sus medidas y sus decretoleyes de mierda. Prepotentes, nos quieren colar a Repsol frente a nuestras costas: son las gentes del chapapote y los porrazos, nos habíamos olvidado pero aquí los tenemos de nuevo. Tienen modos autoritarios y gestos llenos de desprecio, sin duda a causa de la represión padecida en casa, niños de papá, papá fascista, mamá frígida, nené hijo de puta. Señoritos creídos, ignorantes hasta la médula, han llegado para imponernos sus criterios y su modo de ver el mundo, su pensamiento irresponsable disfrazado de pragmatismo, lacayos del gran capital, han llegado para echar abajo los exiguos logros de los trabajadores de este país.

Austeridad. Austeridad significa, para ellos, privatizaciones. Ahora, con la excusa de la deuda, van a ponerse las botas. Visto con cierta distancia, parece una jugada redonda. La derecha y la socialdemocracia jugaron al capitalismo bueno durante décadas, nos engancharon al sistema financiero y nos endeudaron hasta las cejas con sus matemáticas enfermizas. Los bancos nos llenaron la boca de dinero, nos decían "toma, mi niño, para que te compres chucherías", y nos metían sus billetes envenenados por el ano, suavemente. A todos les gustaba. Pero llegó un momento en que dijeron: "ustedes están en deuda con nosotros, y nosotros queremos cobrar la deuda ya". Y como no había dinero para pagar la deuda, tuvimos que vender. Y en eso estamos. Malvendiendo el denominado Estado del Bienestar para pagar la deuda al Gran Capital Financiero. Los grandes bancos han pagado bonificaciones extraordinarias a sus gerentes en tiempos de crisis. ¿Qué significa eso? Significa que lo han hecho bien, que han hecho un buen trabajo. Los estados soberanos han pagado miles de millones a los grandes bancos, ha sido un bisnaso. El error consiste en creer que los bancos están supeditados a los estados, cuando es al revés. Son los bancos quienes mandan. Y quizás siempre haya sido así.

Ahora es tiempo de protestas, de huelgas y de negación de los datos por parte del gobierno. No darán su brazo a torcer. Habrá que ver, por nuestra parte, hasta dónde somos capaces de presionar. Pero sobre todo, habrá que ver si somos capaces de organizarnos y de constituir un frente de lucha que sea capaz de pensar a lo grande.