domingo, 23 de noviembre de 2008

El punto nazi

El pensamiento colonial que preside los procesos de globalización que estamos viviendo tiene su correlato "doméstico" en los actuales planes de mejora y embellecimiento de los centros urbanos in the western world, donde se lleva a cabo una selectiva (pero no por ello menos brutal) erradicación de los elementos indeseados, aquellos que deslucen y ponen en cuestión la idea de progreso mediante aquella fealdad manifiesta que caracteriza a los fracasados. La máxima que rige en los consistorios es: hay que echar pa fuera a todos los podríos.

Este pensamiento abiertamente racista y clasista (sea en el contexto internacional, sea en el que hemos denominado "doméstico") no tolera que en el orden estético fashion y high tech que han proyectado in order to achieve ever higher incomes surjan esas manchas ontológicas que causan inquietud en el seno del hipotálamo de los prebostes y sus decoradores de la corte. Nótese que el término "preboste" es sin duda un derivado de "bosta", y que guarda estrecha relación con "emboste" (sólo hay que imaginar lo que comen sus señorías y a cuanto nos sale el cubierto, para sopesar después el resultado político: los prebostes anticipan -pre- la bosta que después nos comemos todos). Tras este breve excurso filológico, seguimos. Es sabido que los centros urbanos, especialmente los centros históricos, se conciben hoy para producir y concentrar capital proveniente del turismo, los comercios suntuosos, los alquileres de oficinas y los servicios en general y que esta dinámica se aviene mal con la presencia de podríos de toda laya, negros, moros, viejos con alquiler de renta antigua, putas, chulos, trabajadores rasos, anarquistas variopintos, maricas sin ley y otros múltiples géneros de vagos y maleantes que no dan dinerito. Y esto no puede ser, con lo bonito que es el casco viejo y lo precioso que quedaría con un poquito de escayola y unas manitas de pintura y un hotelito por aquí, otro hotelito por allá, un edificio de oficinas, unas buenas tiendas de Dolce&Gabanna, otro hotelito más allá, más oficinas en los edificios rehabilitados, un Sony Center quizá, una oficina turística, quizás un museo o dos, más tiendas de Adolfo Domínguez, Zara, H&M, Mango, Bershka, tiendas globales, negocio seguro, más oficinas de empresas con futuro y también, cómo no, residencias rehabilitadas fashion, minimal, feng shui y su puta madre, para quien pueda pagársela, claro, porque lo bueno, como sabemos, cuesta dinerito.


Este fenómeno del humanismo ilustrado contemporáno recibe el nombre de gentrificación (http://es.wikipedia.org/wiki/Gentrificaci%C3%B3n).


Un ejemplo como tantos lo encontramos en la ciudad de Barcelona, donde se han llevado a cabo espectaculares labores de "saneamiento" en el Barri Gotic y en el Raval (el antiguo "Barrio Chino", cuya debacle fue retratada en el conocido filme de Guerín "En Construcción"), zona a la que hemos de añadir el Born, completando así el dominio sobre la antigua Ciutat Vella, antaño residencia de los obreros que alimentaban a los prebostes de la burguesía industrial, hoy progresivamente pija, fashion y sobretodo, cada vez más cara. La cosa adquiere tintes tragicómicos cuando pensamos que el proceso sigue en marcha en un ayuntamiento gobernado por los rojos: en efecto, el PSC de Heredu, el hombre de la barbilla blanda, junto con ¡oh maravilla! Iniciativa per Catalunya, formación heredera del mítico PSUC, la rama más avanzada teóricamente del PCE, el partido de Manuel Sacristán, que hasta hoy, en la senda de la modernización y adaptación a los tiempos, ha sabido descafeinarse hasta convertirse en Fanta, Fanta de lima, que es de color verde. Hay que buscar dinerito como sea, y si hay que renunciar a esto o a lo otro, se renuncia, que ya estamos mayores para andarnos con tonterías. Asistimos así al fenómeno de una ciudad que se quiere vender y que se acicala y se hace liftings y se inyecta botox, haciendo guiños al mejor postor. Y por el camino se deshace de los podríos, que no hacen más que joder. A los podríos se los manda pal coño, a donde no molesten y donde no se vean, que mira que son feos, los muy jediondos.


La gentrificación, como decimos, amenaza y agrede por doquier.
¿Quién no recuerda la vista desde la Playa de Las Canteras de aquella enorme pintada en letras blancas sobre la falda de una loma en la Carretera del Norte: "GUANARTEME Y CHILE NO SE EXPROPIAN"? La pintada se fue borrando, como se ha ido borrando la combatividad de los urbanitas macdonalizados all around the western world.


Tenemos que volver a escribirla. Tenemos que volver a montarla.





jueves, 20 de noviembre de 2008

Queremos ser tu banco

a) "Bancocracia" es el nombre que Marx empleó para referirse a la burguesía financiera, distinguiéndola de la burguesía industrial en su clásico esquema de las relaciones productivas.


b) La tarta de chocolate es un dulce que produce intensas descargas de placer en el seno del hipotálamo, induciendo un estado hipnótico en la persona que la consume y provocando que esta pierda toda noción de cantidad y se emboste, pagando caras las consecuencias.



1. Me habían sustraído setenta euros de la cuenta del banco por la puta cara. Esperaba mi turno en la sucursal donde había abierto mi cuenta, años atrás, para pedir explicaciones. Cuando al fin pude sentarme y antes de que empezara a exponer mi queja, el empleado que me atendía al otro lado de la mesa me enseñó una lámina donde figuraban distintos modelos de tarjetas de débito y de crédito, de diferentes colores y diseños, muy bonitas, y empezó a hablar a toda velocidad:

"Mire, tiene usted la oportunidad de ser feliz para siempre con la ayuda de una de estas tarjetas, productos exclusivos que le ofrecemos por ser usted y porque somos su banco y queremos ser su banco y es por ello que puede usted pedir hasta dieciochomil, sí, lo ha oído bien, 18.000 euros fresquitos fresquitos para comprarse sus cosas, esas que tanto le gustan -sufrí de pronto un pinchazo en el bajo abdomen, en el punto que los japoneses denominan hara, justo debajo del ombligo, y recordé sobre la marcha la deliciosa tarta de chocolate que me había jincado justo antes de salir para, siguiendo una vieja costumbre, calmar la ansiedad que me producía la perspectiva de tener que venir al banco- y con estas tarjetas que ahora le muestro en esta ilustración personalizada para usted y para las necesidades y/o apetencias que usted sin duda tiene en este preciso instante puede usted pagar en más de cinco mil millones de comercios repartidos por todo el orbe terráqueo y próximamente también en el shopping center que pronto abrirán adosado a la estación espacial de la NASA y que podrá usted visitar pagando el billete espacial a la venta por internet a partir del próximo 26 de mayo mediante una de estas tarjetas en una oferta exclusiva para nuestros clientes como usted al precio de 12.000 euros con lo cual le suguirían quedando 6.000 euros para gastar cuando llegue a la estación espacial o bien guardarlos para, a su regreso a la Tierra, hacer frente a los gastos que pudiera tener o para lo que usted quiera, insisto, aquí el cliente manda".

Comenzaron así los sudores fríos al tiempo que el dolor de barriga se intesificaba, el interior se ponía en movimiento, agitado por movimientos sísmicos y erupción de volcanes y géisers.


2. El endeudamiento generalizado se ha convertido en un principio fundamental en nuestras sociedades opulentas que desborda el análisis meramente económico para definir los modos de vida habituales, es decir, nuestra cultura, en términos ideológicos. La deuda es el motor de la actividad económica: se trabaja para pagar la deuda, la hipoteca, el crédito, y se vive a merced de los cambios en los tipos de interés, las fluctuaciones, las subidas y bajadas que imponen las estrategias bancarias, los artefactos financieros de mala calidad que nos venden o simplemente una situación macroeconómica irracional. El capital bancario, a su vez, es deudor de nuestro salario depositado en las cuentas corrientes. Y es deudor también de otros capitales bancarios, que quién sabe de dónde salen.

Cuando echamos la vista atrás buscando una panorámica genealógica de los procesos de concentración y expansión del Capital, así con mayúscula, y nos remontamos al periodo estudiado por Marx (los siglos XVI-XIX, comienzo de la era de la expansión) vemos que el crecimiento acumulativo fue mayormente impuesto mediante la violencia imperial ultramarina (los genocidios nunca reconocidos en todos los continentes y el consiguiente saqueo) y la violencia contra el campesinado europeo forzado a abandonar sus tierras para incorporarse a la masa del proletariado urbano, al cual, como es bien sabido, se le explota a gusto. El Capital en manos privadas siempre se ha nutrido de la energía vital de todo cuanto caiga dentro de sus redes. Y sigue haciéndolo.

El Capital, no lo olvidemos, tiende a la entropía. La consigna es: "Si tienes dinero, tendrás más dinero; si no tienes dinero, no tendrás dinero". Así funciona el rollito.


3. Amy era la hija ilegítima del menor de los Rockefeller y, pese a no haber sido reconocida oficialmente por su padre, ocupaba un alto cargo directivo en la sección neoyorkina de Morgan Stanley, banco del cual la famosa familia es accionista mayoritaria. La había conocido en Harvard, años atrás, y quiso la casualidad que coincidiéramos una noche en una cena que Tony Palmer ofreció para recibir a una estrella del rock inglesa (juro que no recuerdo si era Mick Jagger o Elton John o algún otro de esos artistas equívocos que tanto le gustan a Tony) en su piso de Manhattan. Yo era en ese contexto un claro advenedizo que venía acompañando a James McDonald, mi superior en la oficina de Wall Street. De ahí la alegría de encontrarme con Amy después de tanto tiempo aquella noche en que todas las caras me resultaban desconocidas y un punto hostiles. No voy a aburrir a nadie contando de qué hablamos ni cómo fue que esa noche se fraguó una relación que habría de durar siete largos meses.

Una tarde de otoño, estaba con Amy en su apartamento de Long Island. Habíamos estado bebiendo Bourbon y esnifando cocaína y a mí me había dado por filosofar. Siempre me gustó la disertación erudita. En Harvard, Massachussets, cuando era estudiante de tercer año, incluso edité una revista de pensamiento jurídico y en torno a ella organizábamos charlas y coloquios sobre temas dispares. Pero con la que estaba cayendo en aquellos momentos yo sólo podía pensar en la "crisis". La intervención del estado en ayuda de las instituciones financieras con problemas suponía una clara contradicción de las teorías liberales en las cuales yo había creído siempre. Yo me crié con Friedman y Hayek y soy de los que sigue pensando que la intervención de Roosevelt en los años treinta, más que solucionar la crisis, contribuyó a agravarla. Bien es cierto que sin esa ayuda que ahora se destinaba nos íbamos a pique, o al menos tendríamos que hacer cambios estructurales de calado y grandes sacrificios a los que no nos sentíamos inclinados. Y hablo en plural porque yo, a pesar de ser un simple directivo que sólo posee discretos paquetes de acciones en algunas de las compañías afectadas, me siento una parte integrante de esa cultura de la libertad que tanto progreso ha traído a este sucio mundo y que la banca internacional representa mejor que nadie.

Le hablaba a Amy de la libertad, del viento y de las fuerzas de la naturaleza que se desatan, de la naturaleza humana que es capaz de desatar vientos más poderosos que aquellos que azotan el Golfo de México, del crecimiento de las mareas y del movimiento de capitales. ¿Qué ha fallado? le preguntaba a Amy, pero ella estaba absorta, preparando una tarta de chocolate. La libertad, seguía yo, ese bien supremo, está en nuestras manos, la libertad absoluta, esa utopía que el hombre persigue desde el comienzo de la humanidad, la libertad en forma de poder, igualada al poder, la libertad y el trabajo de conseguirla, el juicio racional, el cálculo, la estrategia... Sí, es cierto que la libertad impone una lucha en la que hay que mantener la cabeza fría, asumir los riesgos, ser implacable con el adversario, saber forjar alianzas y saber romperlas cuando la situación lo aconseje, ese vértigo incomparable del combate y la incertidumbre, sólo apto para los individuos más fuertes, la magia de los números, los experimentos y la alquimia del juego de valores, saber jugar a las cartas, intuir las reacciones a nivel mundial, saber que cada paso está sometido al escrutinio de la historia y saber que la historia es la historia de los ganadores.

La naturaleza humana es caótica y toda vida social se mantiene en equilibrios precarios. Sólo los fuertes saben imponer un orden, el orden de Apolo, en medio de la confusión y la congoja reinantes. (Amy jamás ha conocido esa congoja, pues tiene tanto dinero que hace siempre lo que le da la gana, como su amiga Paris Hilton. A decir verdad, yo tampoco sé qué es eso de la congoja, pero he leído mucho al respecto e intuyo que la congoja es lo que sienten los soldados que van a morir a la guerra). Escúchame, Amy: el ser humano es una bestial natural, un depredador omnívoro que guía sus pasos de acuerdo con el instinto de supervivencia y la voluntad de poder. Está dotado de una máquina perfecta de raciocinio, que es el cerebro, y está inspirado por una luz de la que nada sabe. En este mundo unos pocos se salvan, los más perecen en la ignominia. Nosotros, los nuestros, estamos llamados a triunfar y a traer la luz al mundo puesto que hemos sido colocados en la cúspide de la pirámide por la corriente de la historia. El orbe entero nos mira y las naciones se someten a nuestro criterio; el vulgo nos imita o perece: los que no entienden el significado de la verdadera libertad están condenados a la ruina y a la barbarie. Somo capitanes de navío en el océano del tiempo, como aquellos antepasados que abrieron las nuevas rutas comerciales, aquellos hombres valientes y duros que enfrentaron mil peligros y supieron someter a los más abyectos pueblos paganos, llevando el orden del número, la justa medida, el principio del progreso a los más remotos confines. Queda mucho por hacer, Amy, amor mío, y ahora estamos en tiempo de contracción, la marea está bajando afuera, en la playa, y el capital que el estado nos insufla en estos tiempos anuncia una nueva ola de inversiones, una nueva crecida, aún mayor, en concordancia con el aumento del nivel de las aguas del deshielo: quien quede por debajo de los límites que hemos de imponer perecerá ahogado, es la ley natural. Impondremos unos límites, seremos despiadados en aras de un progreso mayor, el mundo ya se unifica en torno a nuestro concepto y la luz de nuestra belleza, el brillo inigualable de nuestra potencia, cegará a los herejes y causará maravilla y pavor.

Amy había acabado de preparar la tarta y me miraba, en pie. Estaba desnuda de cintura para abajo. No se había molestado en vestirse después de que hubiéramos terminado de hacer el amor. Todo estaba en desorden en su apartamento y ya atardecía. En el atardecer las ideas a veces se tornan sombrías, la luz decrece y el ánimo ha de bregar para entrar con buen pie en la noche. Amy, mi dulce Amy, niña descarriada con cuatro masters en publicidad, dime qué es lo que quieres, dime qué puedo hacer por ti, dime cuáles son tus apetencias, ay, mi bien, aún no sé quién eres del todo, qué es aquello que guía tus pasiones, qué es aquello que te hace sentir bien. Ella me miraba sin decir nada, burlona. De improviso, esbozando una sonrisa, me dijo:

Do you know what I like the most?

Cake fart.

http://www.cakefarts.com/

lunes, 17 de noviembre de 2008

Más de lo mismo

¿Qué ha salido del asadero que el G 20 ha celebrado en la cumbre?

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76075


Mientras tanto, por aquí y por allá, los despidos avanzan, los conflictos continúan.

martes, 28 de octubre de 2008

Krach

Todo el mundo habla de la Creisis International, pero es manifiesto que no conocemos los detalles técnicos de la falla en los mecanismos financieros que golpea con furia los cimientos del sistema: esas cosas hace tiempo que no nos incumben, son asuntos olímpicos, asuntos de palacio, cosas top secret, un rollo tártaro de números y porcentajes que sólo los economistas saben desentrañar. Sin embargo y al mismo tiempo, la idea es sencilla y la hemos captado: hay una quiebra del sistema de créditos por el desvanecimiento de una ilusión de riqueza virtual que durante los últimos treinta años, a partir del despliegue del neoliberalismo, ha adquirido rasgos netamente teológicos. La crisis actual es, fundamentalmente, una crisis de fe en la bondad (y viabilidad) de un sistema basado en la búsqueda del enriquecimiento personal que dice inspirarse en las tesis de Adam Smith y su besuqueada mano invisible dieciochesca. Ciertamente pocos han leído a este filósofo escocés, padre de la economía política, pero entre los que lo han hecho hay una línea histórica que une los nombres de David Ricardo, Karl Marx y Milton Friedman. Este último, íntimo de Arnold Schwartzenegger, padre de los Chicago Boys (conocido grupo de gogós de la economía que acudían a animar las fiestas de Pinochet), es el que más énfasis ha puesto en que la búsqueda del egoísmo individual dará como suma el bienestar y el progreso de la humanidad y cómo ese impulso debe ser gestionado por el gobierno de cada país. Pues bien, parece que Milton ya no es fashion. Freedom to choose: we don't want you anymore, Milton, sorry. It´s been fun.

¿Y quién vuelve, remozado, a los anaqueles de las librerías en Alemania, bendecido por el arzobispo de Canterbury y el Papa, leído a hurtadillas al parecer por el mismísimo Sarko y quién sabe si también por la bella Carla Bruni, quién, quien? ¿Cómo le dicen? ¿Como se llama?


¡OBAMA!



No señores, no. Se llama Karl Marx.





Pero, la crisis, ¿viene? ¿Y si viene?


La respuesta está inscrita en el marmol de una lápida monumental en el cementerio de Highgate, al noreste de Londres:


WORKERS OF ALL LANDS, UNITE!

sábado, 4 de octubre de 2008

Elitismos 2: Canarios

Como cantaba el trovador: "Yo soy canario, con el corazón norteamericano". Cualquier persona con dos, tres, cuatro o incluso cinco dedos de frente se da cuenta perfectamente de que USA es el mejor país del mundo y el modelo a seguir para cualquier nación que crea en el progreso y en el bienestar. Canarias, como sabemos, no ha alcanzado nunca el estatus de nación que sí han obtenido otras colonias ultramarinas desde las aventuras de Fernando e Isabel. Sin embargo, utilizaremos la palabra "país" para referirnos a Canarias a lo largo de este texto ya que la etimología así lo permite, habida cuenta de que el vocablo se refiere a la población de una región o cantón.

Así pues, en este país canario existen sectores de la población que aman a USA más que a sus propias madres, y hacen bien, sin duda, porque USA es la hostia. Allí saben lo que es trabajar duro para salir adelante, asumir riesgos, invertir, reinvertir, estar al tanto de las oportunidades (chances), competir, abrirse camino en la jungla de los business, imponerse por la fuerza de la fuerza y comer cosas que lleven mucha grasa de cerdo y mucho azúcar, porque con tanto riesgo se gastan muchas calorías, y es conveniente ir bien cebado a las sesiones de la bolsa, sobre todo estos días de incertidumbre existencial, cuando parece que muchas certezas se van a la mierda.

Hace unos años, cuando aún gobernaba en Canarias Adán, el primer hombre, leí en la prensa unos comentarios suyos en los que afirmaba que la ciudad de Las Palmas podía llegar a convertirse en una metrópolis similar a Miami. Adán adoraba Miami y solía viajar a Miami y pasearse por Miami y pensar: "Las Palmas podría ser como Miami: un paraíso latino". El referente latino es fundamental. Como todo el mundo sabe, Canarias comparte buena parte de su historia e identidad con Latinoamérica, en especial con Cuba y Venezuela. Lamentablemente, estas dos naciones se encuentran hoy hundidas en el infierno del socialismo y no son buenos modelos a seguir para Canarias, que es en términos absolutos la séptima potencia económica del continente africano y aspira naturalmente a más. Miami en cambio es y ha sido siempre tierra de libertad y abundancia, "puerta de las Américas", una ciudad vertebrada por la aerolínea Pan Am, en cuya sede se encuentra el ayuntamiento de la ciudad, el mayor puerto turístico de USA, morada de latinos emprendedores amantes del business, zona de ocio, de campos de golf, de playas de arena rubia, de rubias y mulatas en tanga, de tangas de colorines, de películas porno con abundante silicona y amor anal, sol y mar, verde palmar, el aire oliendo a bronceador y los latinos zampándose las Big Mac mientras escuchan a Gloria Estefan, a la espera de que se mueran los Castro para poder lanzar sus anzuelos en el prometedor mercado cubano y reclamar lo que antaño fue suyo, cuando al fin la libertad ilumine a la isla, patria de tantos exiliados.

Canarias puede ser como Florida, USA, y Las Palmas puede ser como Miami, Florida, USA. Las élites de Canarias gustan de ir de tanto en tanto a Miami, porque en Miami hay muchísimas cosas guapísimas. Hay sectores de la población canaria a quienes gusta acudir a Miami, USA, porque allí se sienten verdaderamente a gusto. No invento nada, ¿a quién no le gustaría pasar un tiempito en Miami, en Palm Beach, Florida, USA? Las élites canarias se van con el cachorro y el naife a Palm Beach y se sienten en casa, porque Florida es la patria de los latinos emprendedores de todo el mundo. Ellos saben lo bonito que es ser canario, con el corazón norteamericano. Por eso se han apuntado en masa en la Cámara de Comercio Americana de Canarias, por eso sueñan con instalar un Disneyworld en el barranco de Ayagaure o en alguno de esos solares desérticos del sur, que nada más que tienen matorrales y bichos, que si no liberalizamos un poco el suelo no vamos a llegar a ningún lado, cojonones, que parece que vivimos en el comunismo, que no se puede ni construir cuatro paredes, con lo bien que iba a quedar el Disneyworld de temática africana en esos sures pelados de mierda, tanto barranco desaprovechado en esta isla por culpa de la desidia canaria, que estamos aplatanados, coño, que hay que ponerse las pilas, pico y pala es lo que hace falta, parece que no se enteran, que en América se ríen de nosotros por lo vagos que somos, que así no vamos a llegar nunca a nada, me cachen diez.

La gente de Adán, el primer hombre, y su sucesor Paulillo, el elocuente, y los hombres del señor con bigote, todos ellos canarios de pura cepa que aman el timple y celebran homenajes a Manolo Millares (porque lo cortés no quita lo valiente, si hace falta se le hace también un homenaje a Tony Gallardo o a Fernando Sagaseta incluso, porque aunque rojos, no dejan de ser canarios pese a todo y lo importante es la hidentidad), estos prohombres de nuestra tierra, digo, quieren un País Canario profundamente Miami, con mucho yate y mucha corrupción, que se acabe ya el régimen este de Terror y se pueda de una vez hacer empresa, que es lo bonito de la vida, y sacar Canarias adelante, que la van a flipar los americanos con nosotros, a ver si sabemos o no sabemos hacer las cosas bien.
















miércoles, 24 de septiembre de 2008

Acción Directa


Muchas de las personas que reivindicamos los valores de la izquierda desde el salón de casa, delante de un buen libro de algún reconocido autor marxistoide, tomándonos un cafecito y fumando un cigarrito mientras pensamos en la gloria de la Revolución, consideramos lo difícil que es hoy en día llevar a cabo una propuesta concreta de acción netamente revolucionaria: no está el horno pa bollos, pensamos. Qué hacer, qué hacer, qué hacer y cómo, nos hemos preguntado muchas veces, sabiendo que la respuesta es "no lo sé", reconfortados en nuestra cómoda frustración. "El pueblo tiene que unirse y salir a la calle", oímos de vez en cuando, sin tener muy claro qué es eso de "el pueblo". Las antiguas categorías del folclore revolucionario nos llenan la boca de baba, y los ojos se nos inundan de lágrimas cuando escuchamos las viejas canciones de Víctor Jara y de Quilapayún. Hay quien incluso sigue sintiendo en lo más hondo la letra de "la Internacional". La siente muy hondo y poco más, porque luego sigue con el cafecito y el cigarrito y se va al cine a ver "Che, el argentino" y piensa: "Vaya, no está mal, no me lo esperaba, es una buena película", y luego sale del cine y se va a comer un helado y luego a tomar unas cañas y luego vuelve a casa y se acuesta, que mañana hay que ir a currar. Mañana seguiremos pensando en la Revolución, que está guapísima. Antes de dormir, recitamos inconscientemente nuestras oraciones: "Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy". Y nos dormimos y soñamos con tórridas escenas de homosexo entre Marx y Engels y de vez en cuando aparece también Bakunin, que es un poco puta, y Lenin arengando a las masas con los soviets vestidos de cuero tras él y cosas así, cosas así, cosas así, zzzz, zzzz.

Otras personas, en cambio, personas verdaderamente excepcionales, pasan a la acción directa. Y aquí quería yo llegar. ¿De donde viene la crisis de la qué tanto se habla? ¿Qué pensamos de los bancos? Yo normalmente me cago mucho en los bancos (especialmente el Santander), pero no hago nada. Tengo dos tarjetitas de débito y una visa que me deja endeudarme hasta 1.200 euros que luego he de pagar a toda prisa si no quiero que los intereses me devoren. He recibido además una oferta reciente mediante la cual puedo pedir hasta 6.000 euros para gastos de consumo (un coche, un viaje, un arreglo doméstico, una tele de plasma, las obras completas de Marx encuadernadas en rústica, una Fist Fucking Machine, lo que sea) que luego se convierten en 8.000 y pico al devolverlos, podría ser peor, por eso es una oferta, un chollo, vamos. El caso es que hace unos días dos jóvenes entraron en el vagón del metro en que me encontraba yo pensando en las musarañas. Iban repartiendo con alegría una publicación de número único titulada "Crisis: Publicación gratuita para sobrevivir a las turbulencias económicas", y explicaban a quien quisiera escuchar que en el interior se informaba, entre otras cuestiones, de la acción de un joven que había pedido 492.000 euros en préstamos a diferentes instituciones bancarias, había donado el dinero a diversos movimientos sociales y se había dado a la fuga. Parte del dinero se había usado para financiar los 200.000 ejemplares que se repartirían a lo largo del día 17 de septiembre por territorio catalán. Cuando después leí la "confesión" del autor de la hazaña (un activista llamado Enric Duran que había planeado esta acción durante dos años) sentí la liberación de aquella cómoda sensación de frustración que normalmente me embarga, ay de mí.


Como es natural, la noticia ha tenido muy poca difusión mediática. En cualquier caso, aquí va el link de la publicación (tiene versión en diferentes lenguas):





Hay más información al respecto en la web, incluso en youtube, si buscamos por el nombre de Enric Duran. Que cada cual saque sus conclusiones. Desde aquí, saludamos al Enric y le deseamos suerte, dondequiera que esté.



En algún momento habrá que despertar, digo yo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Ugly things, cosy things

En uno de sus libros, Pasajes de la vida negra (por desgracia inencontrable, como tantos otros títulos del autor), Graham de la Cruz defiende una poética que ilumine ciertas cuestiones soterradas y dejadas de bando por la intelectualidad oficial. En la línea de sus siempre venerados Georges Bataille y Walter Benjamin, De la Cruz elabora una especie de ficción poética, que unos han calificado simplemente como poema en prosa y otros, más perspicaces, como "salmodia intermitente", mediante la cual ciertos fetiches de la cultura de masas son confrontados con el paso del Tiempo, dimensión que cobra metafóricamente la forma de una determinada arquitectura urbana, en este caso, la ciudad de Amsterdam. Transcribo aquí un fragmento:

Estaba en Amsterdam, estaba enamorado, y buscaba por todas partes una Fist Fucking Machine. Era el final del verano y no esperaba encontrar ese frío. No recordaba el frío mojado de Amsterdam. Paseábamos por el Jordaan y los nombres de las calles volvían a encontrarse con la imagen suelta de la retina. Me asombraba ese desconcierto, pues no habían pasado tantos años, en el que la memoria había disociado nombres y canales, calles y nombres de calles y nombres de antiguos compañeros de universidad que ya no vivían allí y nombres y más nombres y calles y canales sin nombre, flotando sobre las aguas del olvido los nombres de los canales del olvido del nombre, quedando en el limbo de las imágenes los canales sin nombre y las calles sin nombre y las plazas sin nombre, y en el limbo de los nombres los nombres de los canales y calles y plazas de las que la memoria había disociado de sus correspondientes imágenes, de ahí el desconcierto. Pero pronto volvía todo a su sitio y se asentaban los nombres al pisar las calles, a la vera de los canales, caminando y contemplando y comentando las casas de Amsterdam, casas donde parte del interior suele quedar a la vista del flaneur. Amsterdam es una ciudad bella, sobre todo cuando los árboles aún conservan las hojas, cuando le da la luz. A plena luz del día se extendían personas en las terrazas, pese al frío, buscando la luz que ya se despedía, que quedaría sepultada por las tinieblas permanentes del invierno a partir de octubre, con el cambio oficial de hora. A plena luz del día caminaba enamorado e iba buscando desesperadamente una Fist Fucking Machine.

Recordaba haberla visto años atrás en el escaparate de un sex shop cerca de la Centraal Station. También aquí la memoria había quedado un poco difuminada y no podía precisar la ubicación exacta de la calle. Había tiempo, todo el día para pasear. Amsterdam es bella en el sentido burgués del término, con sus casas que dan al canal, sus árboles, las formas desarrolladas desde el siglo XVII, el siglo de oro de la ciudad, los inconfundibles tejados, las estructuras altas y estrechas, el pavimento de ladrillo rojo con las ondulaciones de los puentes, la misma ondulación que los canales imponen a las calles, las imágenes de casas que se evaden de la vista con la curva del canal y que uno al caminar también va ganando, en otras paredes de otras casas que van apareciendo al doblar la curva, sobre el agua, medio encubiertas por el verdor de los olmos en verano, aunque hacía frío ya y se podían probar los vientos y la lluvia a rachas de Holanda, la lluvia que trae el viento haciendo extrañas curvas por los meandros de los canales. Parte de la belleza de Amsterdam proviene de la abundancia de curvas en contraste con los tejados puntiagudos de las casas de la burguesía protestante, los numerosos comerciantes y banqueros de antaño, ejecutivos de hoy, intelectuales y artistas y comerciantes y ejecutivos de hoy que pueblan el centro de la ciudad. En Amsterdam abundan las curvas, sí. Pero el movimiento de la Fist Fucking Machine no conoce las curvas, pues es básicamente percutor.

Como todo el mundo sabe, la Fist Fucking Machine es una especie de taladro hidráulico en cuyo extremo se ha insertado un puño de látex de tamaño natural. Funciona con una batería de alimentación eléctrica y se acciona apretando un botón que libera el mecanismo mediante un juego de pistones de gran potencia. Se usa para dar y recibir placer o, con más propiedad y en palabras del Dante, "per dare e ricevere il piaccere", normalmente de forma anal, "alla maniera". Nunca he podido averiguar quién la ideó, pero intuyo que se trata de un invento oriental. Recordaba haberla visto en el escaparate de un sex shop en la Haarlemerstraat, cuatro años atrás. Sin duda resultaba ingenuo pensar que aún continuaría en el escaparate, pero quizás, al reconocer el establecimiento, podría preguntar si aún disponían en stock. Yo la había visto por primera vez una mañana en que iba buscando una farmacia. Era una mañana limpia y azul, yo alzaba la vista al cielo y respiraba el aire frío, buscando el sol. Quería calmarme porque en realidad estaba histérico. Caminaba buscando una farmacia, buscando una paz que no llegaría. Miraba todos los escaparates con ansiedad, las tiendas de souvenirs, los establecimientos de los turcos ofreciendo falafel a un precio muy razonable, las boutiques de ropa jipiosa, los coffee shops, un sex shop, otro falafel, tres tiendas más de souvenirs, otro coffee shop, una pizzería, más ropa jipiosa y de pronto, en el escaparate del tercer sex shop, mi vista se clava en un lujoso set de dildos de todas las formas, colores y tamaños imaginables, encajados en blanco porexpán dentro de una enorme caja plastificada, de luxe. En medio de los dildos estaba la Fist Fucking Machine, y ella sola centraba naturalmente toda mi atención. La existencia de un ingenio como la Fist Fucking Machine a esa hora de la mañana, en ese preciso instante, en ese lugar de una ciudad del norte, la calle con los turistas madrugadores, los lugareños desayunando krokett, las gaviotas gritando en el cielo, los canales, siempre los canales, mi mirada clavada en la Fist Fucking Machine, la reflexión de pronto, haciéndome olvidar el viejo desasosiego y trayéndome uno nuevo, muy intenso.

Estaba enamorado y caminaba por Amsterdam, hablábamos del cambio y del olvido y entrábamos en todos los sex shops que salían a nuestro encuentro, en busca de la Fist Fucking Machine. Recorríamos los canales y las calles adyacentes realizando recorridos sinuosos por el centro de la ciudad, manteniendo una tensa gravitación en torno a la Centraal Station, que habría de engullirnos cuando concluyera nuestra visita a Amsterdam, Amsterdam, la ciudad de los canales, la Venecia del norte. En Amsterdam aman la música barroca veneciana y en la ciudad viven afamados especialistas en el campo de la interpretación con criterios historicistas. Deambulábamos por el Barrio Rojo y entrábamos en todos los sex shops, pero no había rastro de la Fist Fucking Machine. De paso mirábamos las revistas y las películas en las estanterías. Fue hasta cierto punto emotivo reencontrar, gracias al rigor de clasificación de los holandeses, toda una sección dedicada al "Pees & Shit". Se trataba mayoritariamente de producciones alemanas cuyas contraportadas ofrecían fotogramas en los que se apreciaba a los actores haciendo el amor embadurnados de mierda, normalmente maduros obesos acompañados de toxicómanas, un clásico. Su precio rondaba los treinta y cinco euros cada DVD, precio de delicatessen. Había un pack de tres DVDs titulado "Scatho Box" de envoltorio dorado que no tenía fotogramas, misterioso, ocultaba sin duda muchos secretos. El pack costaba quince euros. Finalmente nos dirigimos hacia la Haarlemmerstraat, decididos a concluir la agonía de la búsqueda. Cuando vamos al mercado, siempre es mejor ir a tiro hecho, porque si no seremos devastados por la melancolía de la abundancia. Ya habíamos tenido nuestra borrachera de varieties, y se imponía el sentido común. Enfilamos calle adentro y volví a recorrer todos los escaparates con ansiedad, las tiendas de souvenirs, los establecimientos de los turcos ofreciendo falafel a un precio muy razonable, las boutiques de ropa jipiosa, los coffee shops, un sex shop, otro falafel, tres tiendas más de souvenirs, otro coffee shop, una pizzería, más ropa jipiosa y de pronto, en el escaparate del tercer sex shop mi vista se clava en el enorme vacío dejado por el set de dildos de luxe que antaño lo presidía todo. A veces las cosas no salen como esperamos.
Entramos en la tienda. En Amsterdam todo el mundo sabe hablar inglés y el inglés está por todas partes. En todo el tiempo que viví allí nunca conseguí aprender el holandés debidamente, porque todo el mundo era proclive a hablar en inglés. Me dirigí al dependiente y, un poco azorado, con voz trémula, le pregunté:
"Do you still have any Fist Fucking Machine?"


lunes, 25 de agosto de 2008

El negro indio

Te metiste conmigo, pajarito. Desde que llegó al poder hace ahora diez años, la gente no para de hablar de Chávez. La opinión es más o menos unánime: se trata de un nuevo caudillo populista en un país atrasado y corrupto, un militarote ávido de poder, un iluminado, megalómano, charlatán, ridículo pero peligroso, un demagogo de verborrea inconexa, un bruto, autoritario, dictadorzuelo, un loco, un rufián enamorado de Naomi Campbell, un ignorante y un simio. Un gorila para ser más exactos. El gorila, por su parte (Gorilla gorilla o Gorilla beringei), es el mayor de los primates, vive en el continente africano y está en serio peligro de extinción. Siempre he pensado que el hombre procede del gorila en la misma medida en que procede del cerdo (no pretendo ser científico) y no me interesa subrayar aquí las tesis darwinistas (que bastante darwinismo tenemos ya con el darwinismo social) pero acaso sea interesante que sepamos algo más acerca de este impresionante mamífero, inspirador de uno de los calificativos con los que se fustiga a Chávez e inspirador, igualmente, de la película King Kong:

El físico y misionero americano Thomas Staughton Savage fue el primero en describir el Gorila occidental (lo llamó Troglodytes gorilla) en 1847 a partir de especímenes obtenidos en Liberia. El nombre es derivado de la palabra griega Gorillai (una «tribu de mujeres peludas») descrita por Hanno el navegante.

Puede que Chávez se parezca más a un gorila que tú, pero tú a lo mejor te pareces a un chimpancé, o a un mandril, o a un tití. Todos tenemos algo de mono, para qué nos vamos a engañar. Hay muchísimas variedades de monos, muy diferentes entre sí. Algunos incluso caminan erguidos como nosotros, erectos como tú, y los hay con la cara negra o blanca o de colorines, más o menos como nosotros también. La cuestión no es esa. Como tampoco lo es, aunque se acerque más, el hecho de que Chávez sea un indio negro. Porque eso es lo que realmente es, él mismo lo dice.

La cuestión, decimos, es que Chávez no mira hacia nosotros cuando gobierna. No pide permiso ni le preocupa que cuatro cantamañanas a sueldo del grupo Prisa o la Cope le llamen gorila o critiquen sus maneras y sus programas de televisión. Chávez no gobierna para nosotros. Chávez gobierna para Venezuela y para América Latina, en el contexto de unas sociedadades con los mayores índices de desigualdad económica (y cultural) del planeta. Venezuela, el país de los culebrones: Mi vida eres tú y solamente tú, tratando de explicar, su mano le tomé y la intenté besar... Mi vida eres tú y solamente tú, abrázame y verás que aún en nuestro ser hay fuego que apagar... Mítica Cristal.

Venezuela, por lo que sabemos, es un país que desde 1959 hasta 1998 ha vivido dominado por tres grandes partidos que se alternaban en el poder en una dinámica de "punto fijo" ( Acción Democrática, COPEI y Unión Republicana Democrática) acordada mediante un "pacto de gobernabilidad". En esos años, la izquierda fue perseguida. El país aprende una cultura del derroche durante los setenta y ochenta, a partir del boom petrolero (1974-75), cuando la corrupción hace estragos y todo "está barato". Copiar y pegar:

Las presiones para el pago de la deuda externa produjeron la devaluación del bolívar, en el llamado Viernes Negro de 1983, desde ese momento el país se ve inmerso en una prolongada crisis económica. A continuación, Carlos Andrés Pérez es nuevamente elegido durante los comicios de 1988; este, al asumir la presidencia, buscando solventar la crisis financiera, adopta una serie de medidas que trajeron como consecuencia más notable el llamado "Caracazo" de 1989.

El 4 de febrero de 1992 Hugo Chávez lidera una rebelión militar y ejecuta un intento de golpe de estado en contra del Presidente Carlos Andrés Pérez. El intento falla y Chávez es apresado. Sin embargo, a partir de este momento Chávez comenzará a gozar de una gran popularidad y en diciembre de 1998 es elegido Presidente por mayoría de votos, contando con el apoyo del partido fundado por él, Movimiento V República, y una alianza popular llamada «Polo Patriótico», conformado por partidos izquierdistas como Patria Para Todos, Partido Comunista de Venezuela y Movimiento al Socialismo. Esta alianza busca impulsar una revolución de izquierda, inspirada en ideas socialistas de diverso origen, cuya motivación es lograr cambios políticos, económicos y sociales en procura de una mejor distribución de los ingresos petroleros del país.
En 1999 se aprobaría en un referendo popular la nueva Constitución que cambiaría de nombre oficial al país, de República de Venezuela, a República Bolivariana de Venezuela y ampliaría los derechos estipulados en la anterior constitución nacional.
En el año 2002 comenzaron grandes protestas en su contra, debido a la aprobación de una serie de 47 leyes a través de un decreto habilitante, que según el gobierno tenían como objetivo promover una nueva reforma agraria, beneficiar a los campesinos, al pescador artesanal y reactivar miles de hectáreas de tierras ociosas en manos de grandes latifundistas, como cambios fundamentales. Además, hubo cambios en la Junta Directiva de la empresa petrolera estatal PDVSA. Chávez buscaba eliminar el control que la oposición aún tenía de la industria petrolera mediante la nómina ejecutiva de PDVSA. En abril de 2002, tras una manifestación multitudinaria de la oposición que tuvo como excusa los cambios en PDVSA, se consumó un golpe de estado contra Chávez que lo derrocó por menos de dos días. Ese mismo día se genera uno de los hechos violentos más relevantes de los últimos tiempos, la masacre de por lo menos 14 personas en la ciudad de Caracas: entre los muertos hay opositores y partidarios de la revolución. El dirigente de Fedecámaras (Cámara de patronos, Patronal) Pedro Carmona asume el poder al margen de toda medida constitucional, y junto a un grupo de personalidades políticas deroga todas las leyes aprobadas mediante la Ley Habilitante y disuelve el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y en general la Constitución, lo cual le deja pleno poder para gobernar la nación, hecho que incluso dentro de la oposición generó críticas debido a su fuerte contenido dictatorial. Esto minó rápidamente la imagen del gobierno de facto, que perdió el apoyo de algunos militares que lo apoyaron con vacilación, y Chávez es restituido el 13 de abril, gracias a una reacción cívico-militar en contra del gobierno de Carmona, que se basó principalmente en las ciudades de Caracas y Maracay. Chávez no ejecutó ninguna medida extraordinaria ni juicios sumarios sobre los participantes en el golpe de estado fallido, sino que proclamó un perdón moral y confió a los tribunales de justicia el proceso de los correspondientes delitos.
En el mes de agosto el Tribunal Supremo, con mayoría de jueces vinculados a la oposición, sentenció que no hubo golpe de estado y absolvió a los participantes de toda culpa. Producto de la impunidad generada por esta decisión, la oposición logró organizar ese mismo año un lockout patronal, que incluyó a la nomina ejecutiva de PDVSA, un paro general, llamado por los sectores afines al Presidente Hugo Chávez «Sabotaje Petrolero» o «Golpe Petrolero»; los opositores lo denominaron «Paro Cívico Nacional» que en un principio pedía un referéndum consultivo para aprobar o desaprobar la gestión de Hugo Chávez y luego pedía su renuncia. Durante su transcurso se vio afectada por inactividad operativa Petróleos de Venezuela, la compañía estatal de petróleo y pilar fundamental de la economía venezolana, con pérdidas estimadas entre quince y veinte mil millones de dólares para el país. La oposición pide la realización de un referéndum revocatorio (elemento que fue introducido en la nueva constitución), siendo realizado finalmente el 2004. En él Chávez es ratificado. El 3 de diciembre de 2006 fueron las elecciones presidenciales en el país, en las que Hugo Chávez fue reelegido como Presidente Constitucional de la República para el periodo 2007-2013 con el 62,84% de votos a favor.

Esos son los datos, someramente expuestos. Los vericuetos internos del periodo descrito ocuparían demasiado espacio y cualquiera puede informarse por su cuenta. Se recomienda a tal efecto hablar además con algún venezolano. Pero ojo: es imprescindible saber cuál es el nivel socioeconómico del venezolano en cuestión que nos informa, porque de ello dependerán visiones muy distintas del proceso bolivariano. La visión que aquí (en Europa) predomina es la de la élite blanca venezolana, sector que engloba también a cierta clase media crecida al abrigo del boom en los setenta, un sector que siempre se ha mirado en el espejo deformante de la sociedad estadounidense. ¿Por qué predomina esta versión? Simplemente porque es la que nos resulta más afín, más cercana a nuestro estatus socioeconómico y por ende a nuestra ideología. Pasamos por alto a toda la marabunta de chabolistas, negros, indios y podríos variados que conforma la mayoría del país y que no votan a la oposición. Una vez más, lo que piensen esos no cuenta, porque al fin y al cabo son unos ignorantes que se han quedado medio subnormales con las telenovelas que emitía la cadena a la que Chávez no renovó la licencia, el muy dictador. La cadena de televisión golpista de la que tanto se ha hablado, víctima de un atentado contra uno de los Derechos Humanos fundamentales, la libertad de expresión, que no ha podido seguir transmitiendo telenovelas, cultura basura y propaganda en abierto, rápido: llamen a Human Rights Watch, ahora tienen que emitir bajo cuota, como el Canal Plus, los pobres, ellos son los auténticos desheredados de la tierra.

Se critica el programa de televisión de Chávez, "Aló Presidente", por chabacano y disparatado, cuando su formato obedece a las más escrupulosas reglas de la oferta y la demanda en territorio venezolano y se realiza conforme a una determinada cultura popular, al parecer mayoritaria: lo que molesta en realidad es que Chávez no sea un ideólogo de la vieja escuela, un líder con el que pueda fotografiarse el filósofo de turno (como Sartre con Fidel) sino una persona que habla un lenguaje afinado con las cuerdas de la mayoría de su país y que usa la televisión asiduamente para dirigirse al público. Y si hace falta, canta una canción. No tiene mala voz. A esto se le llama "populismo". Para nosotros chirría, como chirrían para nosotros la cumbia villera y el reggaetón. Aunque el reggaetón en realidad no chirría, sino que perrea. Perrea, mami, perrea: Abúsame, pégate a mí sin compasión, llévame a la locura...

Molestan los modos de Chávez porque nos resultan barriobajeros. Aunque más bien hablan para los barrios altos, para los cerros de las chabolas a donde llegó el éxodo rural de los setenta. Es necesario informarse, insisto, es necesario no dejarse llevar por lo que digan los progres del grupo Prisa, esos pijos supremos que hoy manejan el cotarro de la información mediante una multinacional que tiene intereses económicos en toda América Latina y en Venezuela en particular, entre otros tantos lugares (http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_Prisa). Los pijos, en efecto. No debemos tragarnos la versión de los pijos, a menos que reconozcamos que nosotros mismos somos unos pijos, y a mucha honra. Pero si no somos demasiado pijos, vale la pena informarse e intentar sintonizar con el proceso que tiene lugar bajo los auspicios del "gorila rojo".

Se habla de corrupción en el seno del chavismo y, en efecto, la hay a patadas. Se habla de violencia callejera: presente; de inseguridad ciudadana: presente; de narcotráfico: presente; de ostentación: presente; de ignorancia: presente. Cada país tiene sus miserias, y en Venezuela hay miserias de muchas clases, por lo que parece. Pero nadie ha dicho aquí que Chávez sea (tomando prestada una expresión de Belén Gopegui) "la Inmaculada Concepción". La Revolución Bolivariana arrastra los males endémicos del país y al desplegarse comete errores e incurre en contradicciones. Pero presenta a la vez rasgos que permiten albergar serias esperanzas de cambio. Uno de esos rasgos es, precisamente, el mismo Chávez, "el gorila rojo" (Gorilla gorilla, Gorilla beringei, ver más arriba), que consigue interpelar políticamente a una gran mayoría de venezolanos anteriormente marginados de la vida política del país, como lo prueban las diferentes consultas democráticas (avaladas por organismos internacionales) en las que ha resultado refrendado. Sólo eso debería bastar para terminar con los epítetos que se le dedican asociándolo al autoritarismo. Lo que aquí llamamos "autoritarismo" no es más que la mínima determinación necesaria para sacar adelante una revolución por medios no-violentos. Expropiar esto o lo otro, nacionalizar esto o lo otro, renovar tal o cual licencia, sustituir tal o cual junta directiva. ¿Que resulta que esos medios enérgicos perjudican al grupo Prisa o a Repsol o al Santander? Pues que se la mamen. También el Santander me perjudica a mí, que hoy sin ir más lejos me ha quitado cincuenta euros de la cuenta por la puta cara, por concepto de no sé qué servicio no solicitado. En cualquier otra revolución les habrían rebanado las papadas sin remilgos a estos buitres. Ahora resulta que los pobres se tienen que conformar con ser socios minoritarios en las industrias clave. De nuevo: llamen a Human Rights Watch y díganles que Botín está en peligro.

Pero aún más interesante en el proceso bolivariano es el fortalecimiento de los movimientos populares de izquierda que tiene lugar en diferentes frentes de la sociedad y la cultura de Venezuela, la activación de los barrios y las diferentes comunidades y etnias, las alfabetizaciones masivas, el implemento de una democracia insurgente. En qué medida este implemento democrático, es decir, socialista, se consolide más allá de la dependencia de Chávez, dará una idea del triunfo o del fracaso de la Revolución.

Mientras tanto, ya pueden seguir comentando lo chungo que es Chávez y tal, que eso dicen por ahí unos señores que saben de esas cosas, de política y cosas de esas. Por favor, de uno en uno para el "porquenotecallas" con acento mongoloide, de uno en uno para descargarse el politono de "porquenotecallas" con acento cibermongol, ¿aún no lo tienes? El País -diario de vanguardia proletaria- decía ayer que había sido el politono más descargado del año: porquenotecallas, porquenotecallas, y, en efecto, me voy a callar porque en cualquier momento me imputan por injurias a su majestad borderline, y eso tiene multa gorda en nuestra democracia hiperavanzada, igual que es delito quemar un trapo de colores, y si no, que le pregunten a Franki, de Terrassa, que está en el talego y allí va a seguir un tiempito.












miércoles, 20 de agosto de 2008

Sin título



Las cosas no son blancas o negras.


Según el diario clandestino El País, hay en España 138.000 millonarios. Entiendo que la palabra "millonario" designa a la persona capaz de usar su dinero para producir más dinero en unas cantidades que le permiten estar siempre arriba y vivir a todo tren, aunque vete tú a saber lo que es un millonario. Lo cierto es que con la actual crisis económica hay gente que ha ganado más pasta que nunca. Qué tíos, más listos que el hambre (podríamos decir: tan listos como el hambre).


Al mismo tiempo, existen en los territorios ocupados por el Estado Español bolsas de pobreza escalofriantes (en Canarias en 2007, un 20% de la población, es decir, personas que cobran menos de 400 euros mensuales -según cifras del Ministerio de Asuntos Sociales) y abundantes asentamientos chabolistas, de los cuales el más grande de Europa se encuentra a las afueras de Madriz, capital del reino.


Las cosas no son blancas o negras.


En los países ricos no existen hoy las clases sociales.


Existen en el Estado Español (como en todos los estados capitalistas) personas con capacidad de decisión en asuntos económicos que afectan al conjunto de la población, propietarios de industrias y tierras decisivas, dueños de los medios de producción, poseedores de hermosas mansiones en el campito, jugadores empedernidos de golf. Se reúnen en sus juntas de accionistas y deciden democráticamente lo que hay que hacer para ganar. Después se embostan a delicatessen. Y se cuentan chistes graciosísimos y se hacen el amor de forma apasionada, lubrificados con petróleo latinoamericano. No time for losers, ' cause we are the champions of the world. El presidente del bigote que reinó hace poco con sus amigotes y para sus amigotes, se apropió de la teoría de los "campeones nacionales" seguramante de origen anglosajón: la promoción de una serie de empresas privadas de carácter multinacional a las que hay que mimar para que ellas hagan de España una nación que sea una, grande y libre, expandiéndose por los territorios de ultramar evocando tiempos gloriosos, agitando los billetes como antaño las velas de los navíos y enseñando los colmillos y la lengua amarillenta por las copas: o conmigo o contra mí, como aconseja la buena teoría neoliberal. Al cambiar el gobierno y entrar los rojos en tropel, blandiendo una hoz de confetti y un martillo de azúcar, causando enconadas iras en la sacristía por su manifiesta tendencia al amor contranatura y a los más diversos vicios, esas personas siguen siendo más o menos las mismas, un poco más orondas quizás. Muchas incluso militan entre los rojos o tienen relaciones carnales con ellos, acaso por el morbo de mezclarse con el proletariado.


Por su parte existen varias decenas de millones de mindundis que vamos al centro comercial en busca de ofertas (http://www.myspace.com/lendakaris), que no tenemos casa ni coche propios y que sólo disponemos de nuestra fuerza de trabajo, más o menos especializada, como medio de subsistencia, aunque algunos, como yo mismo, vengamos de buena cuna. Tenemos poder de decisión en la medida en que consumimos artículos del centro comercial, grandes ofertas, lleve tres y pague dos, y un boicot nuestro podría hundir alguna gran empresa, cosa que no haremos jamás por nuestro gran sentido práctico: 'tá barato. La hipoteca nos tiene cogidos por los huevos y ay que ahorral. Tenemos también la gran llave de la huelga general eterna, también llamada Revolución, pero nos resulta inconcebible por nuestra tenaz resistencia al pensamiento, ahora denostado como pura "metafísica". Nos basta la libertad de consumo, pues, realmente -pensamos- en el mercado se puede encontrar de todo. Y muy barato si nos tomamos la molestia de ir al centro comercial. A veces vale la pena hacer el esfuerzo de coger la guagua para ir al centro comercial a comprar. Desde luego es mejor en coche pero si no tenemos coche no pasa nada, en guagua se va bien. El problema es la vuelta cargando con las bolsas llenas de ofertas, bolsas de ahorro en el sentido más puro de la palabra. Es un poco coñazo volver con las bolsas, pero insito en que vale la pena porque ahorras. En serio, te llevas tres y pagas dos. Esa es la oferta. A veces cambia, por ejemplo: "Llévese diez y pague seis", pero rara vez supera, al menos en el mundo de la alimentación, el fenomenal "Dos al precio de uno": el cincuenta por ciento de ahorro, flipa. Pero cuando llega el "Tres al precio de uno" (3 x 1), entonces, sí. Entonces, sí. Entonces es cuando no hay excusa: hay que ir a comprar al centro comercial, al hipermercado del centro comercial, aunque esté pal coño; se coge la guagua y se va al centro comercial a ahorrar. Yo por ejemplo me compré el otro día tres paquetes de Mars mini, chocolates con exquisito relleno de caramelo, al precio de uno. ¿Te fijas? Compré uno y me ahorré dos. El planteamiento es irrefutable, desde luego. Y por eso nos convence. Nos convence de la democracia. Vivimos en democracia. Llevo tres y pago uno. Bisnaso.


Luego están los podríos, que no tienen ni pa tabaco, y que por lo general están locos o enganchados a alguna droga dura o las dos cosas y que no merecen ni una palabra más. Son y han de seguir siendo invisibles.


No existen las clases sociales porque todos somos ciudadanos sujetos a los mismos derechos y deberes. A unos ciudadanos les gusta pagar una y llevar tres bolsitas de Mars mini y a otros les gusta pagar tres y llevar tres helicópteros privados porque no reparan en gastos. Así de sencillo e impepinable. Repito: no hay más.


No existen las clases sociales, eso lo sabe cualquiera hoy en día.


Y las cosas no son blancas y negras.


Por eso hay que olvidar a Marx.


viernes, 27 de junio de 2008

Qué hacer: instrucciones para niños bien

El axioma fundamental para aquellos niños bien que, por romanticismo o por simple buen criterio , quieran adherirse a la Revolución, es que deben, ante todo, romper sus prejuicios de clase.

Los prejuicios de clase están presentes siempre, lo quieran o no los niños bien. El primer prejuicio de clase es pensar que no somos niños bien y que no tenemos prejuicios de clase, sino que somos guays, jipis, enrollados, concienciados, etc. Algunos niños bien, sobre todo los más inteligentes, sufren en la vida contemporánea y ello les hace creer que con ello están libres de la carga ideológica que han acumulado a lo largo del tiempo. Esa carga es (adulterando un poco el concepto de Bordieu) el "capital cultural", relacionado estrechamente con el capital económico de papá y mamá del que disponen para comprarse ropas jipis, música indie, novelas de calidad, entradas para el cine de autor, para el teatro, para conciertos de violinistas extraordinarios y cosas así, buenas, bonitas y no siempre baratas.

El segundo prejuicio es el resultado de identificarse con todas esas cosas tan fantásticas y pensar que uno ha adquirido un criterio definitivo: "Sabemos lo que es bueno". Nos lo han dicho personas con autoridad y buen juicio, lo hemos comprobado deleitándonos personalmente, hemos educado nuestra sensibilidad para apreciar lo bueno. Entonces vamos un día por la calle y suena atronador desde un coche tuneado todo guapo el escalofriante reggaetón "Rompe-condones" by Magnate & Bambino, Factoría: Dime qué tú tienes entre las piernotas/ Yo rompo condones como cosa loca/ En lugar de una pellotita tienes una pellota/Vete al carajo y mámame la tota . Sobre la marcha el niño bien se siente mal, se siente atacado, y piensa de manera más o menos explícita: puto hortera. Es difícil aseverarlo con pretensión científica, pero en este momento es muy probable que el rechazo que se siente contenga una importante dosis de prejuicio de clase.

El tercer prejuicio de clase hunde sus raíces en el miedo del rico a que le roben sus cosas. En este sentido, el niño bien por lo general evita meterse en barrios chungos. El niño bien evita la pobreza y se siente inseguro cuando se encuentra solo entre otros que son más pobres que él. Lleva toda la vida oyéndolo en la tele o en las películas o de boca de sus padres: ten cuidado con la chusma. Por lo cual, como decimos, no se mete en la boca del lobo para el hombre, a menos que vaya buscando jachi. Cuando uno va buscando jachi, da igual donde se meta porque el vicio puede con todo y es entonces cuando más se acerca el niño bien de verdad a la actitud más correcta desde el punto de vista revolucionario: la coexistencia y el trato con el proletariado de barrio o con el lumpenproletariado jacoso de igual a igual: unidos por el vicio, que desde luego no es lo mejor, pero al menos ya es algo en común.

El niño bien debe aprender a sentirse bien entre las clases bajas, gritonas y horteras, y mal entre las clases altas y refinadas. Desde luego, esto le parece una herejía total al niño bien, que a lo largo de los años ha ido cultivándose y "sabe lo que es bueno" y por eso sabe que lo bueno no es el reggaetón: lo bueno es el jaaaaaazzzzz. Y el diseño y la música clásica y los Beatles y la ropa cómoda y bonita y el ecologismo y el buen rollito y la camiseta del Che y los rollitos de primavera y la cocina vegetariana y todo lo étnico y lo moderniqui, la world music, los documentales de Michael Moore, el Pesoe o Izquierdaunida, las oenegés, los libritos, las exposiciones... la "cultura", en definitiva.

Las clases bajas viven por lo general en la periferia, en los barrios chungos. Es cierto que en los barrios chungos abunda la violencia y el crimen, o por lo menos eso dicen las noticias. La mayoría de los niños bien han tenido encontronazos con los niños mal, es decir, con los mataos, en algún momento de la infancia. Es posible que hayan sido asaltados por grupos de mataos con o sin navaja, quizás un poco mayores, o yonquis o gitanos o moros o cualquier grupo excluido con el cual se asocie a la delincuencia en las distintas ciudades del mundo opulento. La experiencia puede haber sido traumática. Sin embargo eso no justifica que ese terror infantil se enquiste y permanezca en la edad adulta, dado que, provistos de razón y sobradamente alfabetizados y alimentados, los niños bien son capaces de analizar la problemática social que anida en los barrios chungos. Y en los barrios chungos se escucha reggaetón, qué le vamos a hacer.

Decía Graham de la Cruz que ser de izquierda no es ser más inteligente que nadie, más bien al contrario. Es creer que da igual que no seamos iguales: no somos mejores que nadie y, en muchos casos, somos peores que la mayoría, pero todo eso no es importante para la Revolución.
Lo que hay que hacer es irse con El Capital bajo el sobaco a convivir con los mataos. Y ver qué pasa.












domingo, 22 de junio de 2008

Directiva: Europa o la Cristiandad

Novalis queda ya muy lejos, casi perdido atrás en la adolescencia. La Europa que se dibuja apresuradamente ante nuestra apatía vuelve a instalar su red de Konzentrationslager y se erige sobre el estado de excepción que exigen estos tiempos tan movidos, en los que "todo lo sólido se desvanece en el aire" y se instaura la cacareada modernidad líquida, feudal y tecnológica. ¿Exageración? ¿Catastrofismo? Eso afirmarían, sin duda, los miembros del entramado político-empresarial que acaban de aprobar la "directiva de la vergüenza" con la cual se priva de derechos humanos fundamentales a los emigrantes sin papeles, los refugiados políticos del hambre, los exiliados. Empleo una retórica grandilocuente, casi decimonónica, ¿no es cierto? "Derechos humanos, hambre, exilio..." Estas palabras suenan líricas y por tanto vacías en nuestra vieja Europa nihilista, donde términos así resultan etéreos, carentes de cuerpo, olvidados (pero bonitos, decorativos, con un regusto retro que los sigue haciendo fashion entre los progres). Palabras sin cuerpo. Y sin embargo hay cuerpos sobre los que caerán las palabras de la directiva, cuerpos de carne y hueso, retenidos durante dieciocho meses antes de proceder a la repatriación con una patada en el culo, por negros. Por la cara, por la cara de negro. Por no tener "los papeles": papelas de cocaína son las que circulan por las instituciones europeas, dominadas por la derecha cristiano-demócrata y los yuppies "socialistas" (el PSOE ha votado a favor de la directiva, con el voto en contra de Borrell y otros dos desertores del bochorno). Europa, la Unión Europea, representa (ahora empezamos a verlo) un creciente déficit democrático para la ciudadanía. La naciones europeas pierden soberanía en asuntos que nos afectan a todos, mientras que nosotros no tenemos poder de decisión (vagamente de voto) sobre asuntos esenciales que se deciden en Bruselas. Los conglomerados económicos y sus lobbies cortan el bacalao muy a gusto en Bruselas. Hay opíparas cenas cada noche en Bruselas. En Bruselas se llega a grandes acuerdos, acuerdos sustanciosos, brindando con vino de Burdeos, entre risas y rayas de farlopa, fraternalmente, empresarios y políticos, hermanos, amigos para siempre you can always be my friend, se solazan al llegar a acuerdos decisivos como la ampliación de la semana laboral hasta llegar a 78 horas ("sólo en algunos casos", matiza el diario de izquierda revolucionaria que se hace llamar El País), sin embargo a grandes rasgos, la cosa quedará en subir a 60 horas semanales, de las 48 que hoy permiten los convenios. Hace apenas diez años se hablaba de reducir la semana laboral a 35 horas, menuda ridiculez. 60 horas semanales está muy bien, hombre. A mí me parece bien trabajar 60 horas semanales. Trabajando seis días a la semana, son 10 horitas diarias. Tranquilito. A gusto. Por ochocientos euros al mes. También es posible trabajar 78 horas semanales que son trece horitas diarias de lunes a sábado, ahí, en plan suave. Como el que no quiere la cosa, tú te pones ahí, pum, pum, pum, pum, y sin que te des ni cuenta, ya se te han pasado las trece horitas. Luego te vas a tu casa, te inflas a vino, le pegas a tu mujer y te vas a dormir a gusto. Una vida de puta madre, porque, eso sí, la pantalla de plasma no te la quita nadie, ni el domingo pasado (que libraste) jugando toda la tarde con la Play a Grand Theft Auto IV, que está guapísimo. ¡Qué pesado con la Play! Volvemos poco a poco a los horarios del siglo XIX, cuando los obreros trabajaban 18 horitas diarias, muy a gusto, y vivían súper a gusto embrutecidos sin comerse el tarro con boberías como las que ahora escribo. Eso sí, entonces no había tele de plasma, ni tampoco había Play, con lo cual podemos concluir que por mucho que se amplíe el horario laboral, ahora estamos infinitamente mejor que entonces.

Moralista, moralista, moralista, me gritan desde Bruselas. No adelantes acontecimientos, demagogo, me dicen, las cosas no son exactamente así. Por suerte no son así todavía pero ya son así en perspectiva, en normativa, en directiva, lo cual es suficientemente alarmante.

Pero nosotros, ah, nosotros... a nosotros sólo nos interesa la diversión happiness y el entretenimiento Unterhaltung. Ayer, durante la tanda de penaltis del partido España-Italia, un nutrido grupo de emigrantes negritos del África tropical, que antiguamente cultivando cantaban la canción del colacao, entraron "en avalancha" (El País dixit) por el paso fronterizo de Melilla, por segunda vez en veinticuatro horas: hay que ver lo pesados y lo ruines que son, aprovechando el máximo momento de furor patrio, cuando la guardia civil está apostada en su caseta, mirando el televisor, en vilo con el resto del país, con el corazón en un puño porque el equipo al fin puede romper el maleficio y vencer a la infausta squadra azzurra por primera vez en la historia, justo en este momento de infinita tensión espiritual y unidad de destino en lo universal, aprovechan los zarrapastrosos estos para intentar colarse por el flanco lateral de la portería. No respetan nada los muy sinvergüenzas. Pero Iker Casillas estaba ahí para pararlos con ayuda de la benemérita, y así ha sido: se ha roto el maleficio, España ha pasado a semifinales y los negritos no. Los negritos han caído eliminados y España está arriba. Eso es lo que cuenta. Ahora queda por delante la Rusia de Putin, los rusos, los malos. No hay temor: el mister Luis Aragonés conoce bien a los de Putin, y la roja ya ha vencido una vez a los antiguos rojos en este campeonato. Esta vez España llegará a lo más alto, ya lo veremos. Podemos. Yes, we can. Obama está con la roja. Viva el Rey (qué lindo el Rey celebrando la victoria de la selección, borrachín perdido).

Unterhaltung, coño, Unterhaltung. Déjate de rollos ya con los negros, que parece que no te has enterado de que España ha pasado a semifinales. El mundo está muy mal, ya lo sé, déjame en paz, no se puede hacer nada, amargado, disfruta de la selección y no la comas tanto, paliza. En Europa nos gusta la diversión y la lobotomía. Los cristianos y los socialistas europeos lanzan normativas socialistas y cristianas que nos harán muy felices a todos. Trece horitas diarias. Los negritos, los moritos, ni uno más ni uno menos, todos limpitos, identificados y con sus trabajitos basura, tan contentos. Y en España, además, tenemos los toros y los cojones de José Tomás. ¿Qué más se puede pedir? Hazte tu lobotomía en Corporación Dermoestética y disfruta de la vida, de la selección, de los toros, de la pantalla de plasma, de Grand Theft Auto IV. Y si la cosa se pone fea de verdad, preferible que nos pille durmiendo, que mañana hay que trabajar trece horitas y es mejor ir descansado.


viernes, 6 de junio de 2008

El negro 2


Este es el hombre en cuestión. "Nunca un negro ha asistido a una reunión de líderes del G8 o a una cumbre de la OTAN, por mencionar sólo algunos ejemplos del desafío que se presenta". Ese era el tono que se usaba en la primera página del diario de extrema izquierda El País en su edición de ayer. Se acerca la Revolución. La Historia está a punto de pronunciarse. This is the man.
Hope: la palabra más repetida. Este hombre, ahí donde ustedes lo ven con su turbante, va a cambiar el curso de los acontecimientos, va a emprender de manera categórica políticas de justicia social universal, va a terminar con el historial de intervencionismo económico y militar estadounidense, va a levantar el bloqueo a Cuba, va a dialogar con todo el mundo, va a conseguir la Paz en Oriente Próximo, va a destinar los fondos de la FED a combatir el hambre de África, va a regenerar, él mismo con sus propias manos, el agujero de la capa de ozono como el cirujano que reconstruye un himen, va a expulsar, él solo, a todos los mercaderes que hacen su agosto en el templo y nos va a colocar por fin a las puertas del comunismo libertario, a las puertas de la democracia directa y real. No está nada mal. Yo lo tengo claro. Yo le votaría a él. ¿Tú a quién votarías? Yo a él, lo tengo clarísimo.
Lleva el turbante y el báculo de la autoridad somalí. Su mirada revela el sueño de Martin Luther King. Su sonrisa recuerda a la de Gandhi. La camisa roja es un claro guiño al socialismo de Chávez. Deja de leer por un momento y vuelve a la foto. ¿Has visto lo bien que le queda el turbante? Le queda muy bien ese turbante. Ese turbante me impresiona. Debemos tener muy en cuenta el turbante. En la batalla de los símbolos, ese turbante tiene mucho que decir. Porque de lo que se trata aquí es de los símbolos, de eso no cabe duda.
Y de los símbolos podemos pasar fácilmente a la semiótica. Hay quien afirma que este hombre ha llegado donde ha llegado no por ser negro, sino, precisamente, por no serlo. Digamos que es lo más negro que puede llegar a ser un aspirante a la presidencia de USA, pero eso no dice nada en favor de su negritud. El aspirante demócrata, bien mirado, no es muy negro, a pesar de ese turbante. Sus rasgos son muy soft, de otro modo jamás hubiera podido postularse como candidato. La mayoría blanca no votaría a un negro azabache salido de un gueto, por muy inteligente y preparado que este fuera. Incluso Bill Cosby, que era un prototipo de negro civilizado, que vivía en un lujoso caserón con su familia, que era médico y que hacía reir a los blancos haciendo de negro bueno, era más negro que nuestro aspirante. Ciertamente, el candidato demócrata es bastante blanco. Su madre era blanca, pero el énfasis mediático está en lo negro que es. Nos quieren convencer de lo negro que es, para convencernos de que USA, que hasta hace un par de décadas aún mantenía leyes racistas en vigor, que aún hoy cuenta con un millón de negros en las cárceles (la mayor comunidad de presidiarios es negra) y donde la segregación racial existe de facto, es un país que ha superado el racismo y puede así renovar su liderazgo en un orden global en el que los blancos, como sabemos, son minoría. Visto de este modo, el aspirante demócrata vendría a ser el Michael Jackson de la política.
Por otra parte, que sea negro (que no lo es) tampoco significa nada. Miren ahí a Condoleeza. Es muy negra y es chunguísima. Miren al malogrado Colin Powel. Era negro y ahí estaba, matando a gusto en Irak con sus amigos del partido. La idea de incluir a negros en los círculos del poder político estadounidense se viene fraguando desde hace tiempo y obedece a criterios simbólicos, dada la total estetización de la política que sufrimos hoy en día. No dice nada del ascenso al poder de las masas de negros segregados. No indica el menor implemento de democracia. Es la renovación del American Dream, ni más ni menos: una nueva zanahoria (un poco más oscura) colgando del palo. "Cualquiera puede llegar a lo más alto, si tiene fe y se esfuerza". Llevamos oyéndolo desde siempre, y eso es lo que nos viene a decir tanta fanfarria mediática una vez más.
Lo cierto es que si el aspirante demócrata fuera realmente subversivo lo matarían. Nunca han dejado de matar a los líderes conflictivos. Martin Luther King era negro y lo mataron. Malcolm X era muy negro, comunista y muy subversivo y lo mataron. Kennedy no era negro y desde luego no nos parece que fuera muy subversivo, pero también lo mataron. Y a su hermanito también, y tampoco era negro. Si hubiera una posibilidad de cambio real, una esperanza que hiciera temer algo a las élites de la industria pesada, los magnates petroleros, los fondos de pensiones, las aseguradoras, los señores de la guerra WASP y todo ese conglomerado de corporaciones fascistas, está claro que al negrito bueno se lo cargarían sin pestañear. Por eso creemos que toda esta parafernalia tiene un carácter más simbólico que otra cosa. Una nueva estética, un look moderno y atrevido, que permita que todo siga en su sitio.

O quizás me equivoque.

Pero, ¿y ella? ¿Qué pasa con ella?

Ella todavía tiene mucho que decir:




miércoles, 28 de mayo de 2008

El cerdo

Mi animal preferido es el cerdo. Sí, sí, el cerdo.

El cerdo (Sus scrofa) es un animal trágico y polémico. "Cerdo" es uno de los insultos más frecuentes en el habla cotidiana y todo lo que atañe al cerdo implica oscuridad, deseo, culpa. Investigando acerca del origen de la prohibición de comer carne de cerdo, explícita en algunas religiones, he encontrado el argumento de que criar cerdos suponía un gasto inadmisible en las regiones habitadas por los antiguos semitas, de ahí que se prohibiera la tenencia de ganado porcino. El cerdo salvaje era un competidor temible del humano por los recursos alimenticios, por eso el rechazo que las tribus mostraban hacia este mamífero. Normalmente se piensa que la razón de esta censura es que el cerdo es un “animal impuro”, que es sucio y que transmite enfermedades. Este argumento es ridículo. El cerdo no es sucio per se. El hombre que cría al cerdo hace de él lo que quiera. Si lo mete en un chiquero y lo alimenta con mierda y no le proporciona agua limpia con la que refrescarse la piel es lógico que el cerdo se haga sucio. Del mismo modo, si le da de comer carne lo hará carnívoro. En este sentido (y en tantos otros) podemos observar que el cerdo es muy similar al propio humano. Yo podría aceptar el argumento de que no se debe comer carne de cerdo porque supone un acto de canibalismo, dada la innegable similitud entre el cerdo y el hombre. Creo firmemente que el hombre tiene tanto de cerdo como de mono. Pico della Mirandola, en su célebre Discurso sobre la Dignidad del Hombre, habla de las virtudes proteicas del humano. El hombre es un animal mimético, un ser que copia libremente a la naturaleza, y que trata de imitar a los demás seres al carecer de una forma o función preconcebida por el Creador. El cerdo, por su parte, es un animal sensual cuyo orgasmo dura media hora. De ahí que se tilde de “cerdos” a los humanos amantes del placer. Esto es un rasgo de puritanismo puro y duro y no se sostiene racionalmente. En cualquier caso, nadie debe ofenderse porque le llamen cerdo o cerda, antes al contrario: uno está perfectamente legitimado para reivindicar al cerdo que lleva dentro y hacer el cerdo tanto como quiera, siempre y cuando esta conducta no dañe a terceros. El cerdo es un ser entrañable, no hay más que mirarlo bien para sentirse embargado por la ternura y el arrobo.

Sin embargo hay otra dimensión a tener en cuenta. Cebar a un cerdo es una inversión. El cerdo gasta pero, no lo olvidemos, del cerdo se come todo. “Del cerdo hasta los andares”, reza ese adagio español tan chulesco. El cerdo es una inversión en el sentido de que sus productos se venden en forma de fiambre. Son célebres, por ejemplo, el jamón serrano, el jamón cocido, el jamón york, el salchichón, el chorizo de Teror, el chorizo ibérico, el chorizo cantimpalo, el pamplonica, el chorizo revilla, el salami, el fuagrás lapiara, la pata de cerdo recién hecha, la sobrasada de cerdo, la paleta ibérica, la paletilla, la salchicha manohierro, la morcilla de Burgos… te pones a contar y no terminas nunca, es fascinante: el fuet, el tocino, la costilla, la cabeza de cerdo ahumada, el lomo, el lomo con queso, el bocadillo de lomo con queso especial, el lomo adobado, el chorizo a la sidra, la manteca, los callos, las manitas de cerdo en salmorejo, el cerdo agridulce, la nariz de cerdo, el secreto de cerdo con guarnición de papas fritas, el ojo de cerdo frito en su propia grasa con bechamel de burro, la lengua de cerdo en su salsa, las orejas, los chicharrones, el rabo de cerdo bañado en chocolate negro con virutas de limón rallado… y mil cosas más, todo ello se puede vender y comprar y preparar y comer y es muy bueno. Sabroso. Sin embargo no es lo mismo la cría de cerdo para el autoconsumo que la cría industrial de cerdo. No es lo mismo la fiesta de la matanza, de origen precapitalista, donde el pueblo se reune y degusta los productos del cerdo, que la especulación con el cerdo, el regodearse en el cerdo y el sueño de un cerdo transfigurado en dinero. Es en el nivel simbólico, lingüístico y representativo donde el cerdo se asocia con la vileza. Pero la vileza está en la acción humana y no en el pobre cerdo.

La imagen del cerdo se asocia con el ahorro. “Cebar al cerdo” es una metáfora clara del capitalismo. Las huchas tienen forma de cerdo. De ahí la doble cara de la dedicación al cerdo, esa dimensión ambigua de carácter netamente hegeliano, en que el cerdo es fiesta y a la vez constricción. Una cosa es el amor al cerdo y otra muy distinta el amor al dinero. El cerdo se da entero, no admite la sobra, su sino es la consumación. Las culturas amerindias, entre otras, tenían entre sus ritos constituyentes la ceremonia del potlach, en que los excedentes de la cosecha o las riquezas sobrantes se repartían entre la comunidad o se destruían festivamente. La especulación con el excedente, el plusvalor, es una costumbre desarrollada por el hombre blanco.
En el capitalismo el cerdo no para de engordar. Se ceba al cerdo no para comérselo o para verlo hermoso, sino por el placer malsano de la acumulación, la hipertrofia, la voluntad de poder.

El capital es un megacerdo.
Llegará el tiempo de la matanza, y toda esa acumulación de viandas, de morcillas, chorizos y jamones, tendrán que ser repartidas entre los desheredados de la tierra.
Y los ricos, al chiquero.

jueves, 15 de mayo de 2008

Disney

Sin embargo, son las ideas las que nos permiten concebir las carencias y los peligros de la idea. De ahí la paradoja ineludible: debemos entablar una lucha crucial contra las ideas, pero sólo podemos hacerlo con ayuda de las ideas. No olvidemos nunca que nuestras ideas han de mantener el papel mediador y debemos impedir que se identifiquen con lo real. Sólo debemos considerar dignas de fe las ideas que conllevan la idea de que lo real resiste a la idea. Esta es la tarea indispensable en la batalla contra la ilusión.
Edgar Morin

"El Dios del que me hablas fue inventado por la factoría Disney. Ese Dios es el que alimenta todas las campañas publicitarias de Navidad. Es el gran titiritero: el Capital". Fueron las palabras de Graham de la Cruz, justo antes de terminar el último sorbo de café en la Plaza de la Victoria. Hablábamos de la educación sentimental en las sociedades opulentas, el nacimiento de los deseos y la idea de lo Bueno que nos ha sido inculcada a partir de la imagen del Dios de la Barba, el de la túnica: el Dios Disney, como sugería De la Cruz.
Disney es más que el apellido de aquel dibujante que desplegó su singular talento en los tiempos de la Gran Depresión tras el crack del 29 (y que es considerado por muchos historiadores de su país -con gran acierto- el estadounidense más importante del siglo XX), más que el nombre de una gigantesca multinacional, más que un logotipo de caligrafía inconfundible, más, mucho más: Disney es una moral aprendida por millones de niños de todo el mundo.
Pensemos por un momento hasta qué punto Disney está en nosotros. Con qué facilidad aceptamos, de niños, la realidad de esos seres antropomorfos que hacen gala de las mezquinas preocupaciones de los puritanos del midwest. Maravilla tras maravilla, los dibujos animados de Disney inoculan los valores tradicionales de la familia estadounidense y la lógica del capitalismo darwinista. Pensemos, sin necesidad de retrotraernos a las viejas películas, en el caso del Rey Leon: lo que allí se dice es, simplemente, que el mundo es como es, que está bien hecho y que cualquier intentento de cambiarlo sólo traerá catástrofes. Es el "ciclo de la vida", cantado por Elton John-Serafín Zubiri (el Stevie Wonder español).
Disney nos inocula la ética y la estética a través de un vasto complejo de propaganda: es el ideal wagneriano de la obra de arte total que cumple, además la función diseñada por los nazis de creación de realidad a través de los medios. No en vano se ha hablado de Walt Disney como un "modernista sentimental", un moderno reaccionario, siempre a la vanguardia en cuanto a los medios técnicos que usa una estética victoriana al servicio del embrutecimiento generalizado. Tanto Adorno como Benjamin estaban horrorizados con el aspecto político de las creaciones de Disney, concebidas para estupidizar a las masas. Nosotros, que somos masas estúpidas, no podemos entender plenamente el sentido de esta crítica. Para nosotros, Mickey ha estado siempre ahí, como el sol y la luna, y el tío Gilito (versión española del nombre original, Scrooge McDuck) y Minnie y su puta madre, todos ellos, todos nosotros, a la hora de la merienda y siempre en nuestros corazones.
La Belleza-Disney, la Naturaleza-Disney y, sobre todo, el Amor-Disney (y fueron felices y comieron perdices y punto): Disney se ha apropiado de la cultura y nos ha servido una versión edulcorada de la realidad. El mundo entero ha de ser Disney o ha de perecer bajo la bomba si se resiste.
El tema es complejo y tiene vastas ramificaciones, dado que Disney es hoy por hoy una de las multinacionales más influyentes (cuyos accionistas principales son, por cierto, algunos miembros de la realeza saudí) y controla multitud de filiales en la industria cultural, desde largometrajes y teleseries hasta música pop (Britney Spears, Cristina Aguilera, etc) y quién sabe qué más.
De momento, y como señal de alerta cercana, hemos de saber que Disney está interesado en construir un parque temático en Gran Canaria a través de la Cámara de Comercio Norteamericana (entidad que hermana a empresarios locales como Lopesan & Co. y multinacionales yanquis). Este parque, construido con subvención pública ("dará trabajo a muchos canarios") estaría dedicado a África, aprovechando la coyuntura del Plan-África para el cual el archipiélago está sirviendo de plataforma. Así, tendremos en Canarias una versión Disney del maltrecho continente, donde ya podemos imaginar los monitos amaestrados, los leones en sus jaulas, las danzas de los negritos (negritos del color de la Cocacola) y las colas de los colegios que van de excursión a conocer África, mientras África se hunde en una nueva ola de colonialismo.
Pronto tendremos también un parque temático de la Revolución-Disney, con un MarxDonald´s y un actor disfrazado de Lenin haciendo malabares al ritmo de la Internacional-tecno. Seguro que ya se le habrá ocurrido a alguien. Disney se apropia de la realidad entera, del pasado y del futuro, ese es su sino. De la mano del Capital, adquiere naturaleza religiosa y se encarna en la sensibilidad de los niños. Para derrotarlo, necesitaremos una auténtica Yihad.

sábado, 10 de mayo de 2008

Conspiracy 2

Hoy me he levantado dando un salto mortal. Dando volteretas he llegado al baño. Una inquietud general se ha apoderado de mi cuerpo una vez más. Me he mirado al espejo y me he preguntado: ¿no te estarás volviendo loco? Anoche estuve viendo un documental titulado Zeitgeist que circula por internet y aunque contiene mucha información que sería necesario contrastar... en términos generales... me lo he creído. Estoy fatal.




o bien




Aunque no es necesario creérselo de cabo a rabo por su carácter simplificador (a la americana), contiene temas acerca de los que se podría discutir: orígenes de la religión-poder-finanzas.

Me voy al parque, de paseo.

sábado, 3 de mayo de 2008

El blanco

"El blanco es siempre racista", decía el amigo Pancho, un aymara que conocí en una charla sobre el nuevo socialismo latinoamericano. Y yo añado: el blanco no sólo es racista sino que además huele mal. Podemos comprobarlo. El blanco, embadurnado de productos químicos, quiere disimular su olor a cadáver.
El blanco, cadavérico, ha sido y sigue siendo la peor lacra que ha sufrido la humanidad. Ha ido por el mundo dando leña con su cruz, sojuzgando con su cruz, a Dios rogando y con el mazo dando. Y no sólo con el mazo. También con metralletas y pánzers y bombas de hidrógeno y de plutonio , que ha inventado por pura maldad, para darse gusto matando. El blanco es más malo que la quina.
El blanco, occidental y eurocéntrico, es absolutamente incapaz de ponerse en lugar de quien no es blanco. Por eso ha despreciado sistemáticamente otras culturas y no valora las manifestaciones espirituales de los pueblos que masacra y extermina. Son manifestaciones "primitivas" que hay que poner en el museo. El blanco es incluso capaz de poner a un negro entero disecado en un museo. Hasta hace poco, en Banyoles, había un negro disecado en el museo del pueblo.
El blanco odia, ante todo, la religión de los otros pueblos. Y aprovecha las campañas en salvación de las almas para arrasar con los cuerpos, con las cosmovisiones y, de paso, con los recursos naturales. "Nosotros somos un pueblo politeísta", decía Pancho, y los blancos a su alrededor, que hablaban de Trotsky y de la lucha de clases, no entendían nada. Pero le daban palmaditas en la espalda, para no quedar mal con el camarada aborigen. Los hay peores, desde luego.
El blanco, sea WASP o Guerrillero de Cristo Rey, tiene una mala uva insoportable que viene del odio que siente hacia su propio cuerpo reprimido. El blanco no ve, no escucha, no aprecia el perfume de la tierra. De tan higiénico y delicado, siempre entre cojines, ha perdido toda madera, ha perdido las flores. El blanco no sabe bailar.
El blanco no sabe salir de sí mismo, no sabe mezclarse, no quiere saber nada de aquello que no entiende, sólo sabe sojuzgar. Y además de todo eso, huele mal.

lunes, 21 de abril de 2008

I Am, You Porn, He Man

Los lectores fanáticos de Graham de la Cruz tenemos entre nuestras preferencias bibliográficas un pequeño librito publicado por la editorial Virus en 2005 que se titula El Ser en Carne Viva, en el cual el autor da la cara y se expone como en ninguna otra obra. Transcribo aquí un pasaje (pp. 22-23) con el que más de uno se sentirá identificado:

La sensibilidad es, ante todo, debilidad. Si decimos a veces que es deseable ser sensible, que es necesario que seamos sensibles, estamos elogiando entonces la debilidad. Eso no está nada bien, eso no es bueno, eso de la sensibilidad. Qué dirá Arnold de nosotros, qué dirá el paradigma de este principio de siglo, qué dirá Superman, qué dirá Brutus. Con el tiempo todos hemos aprendido a ser fuertes porque la vida, decimos, es dura. Y Natan cantaba: "Fóllame duro porque la vida es dura" (www.myspace.com/fetosfritos). Vemos a Brutus, cómo nos mira de refilón, tocándose el rabo. Brutus es enorme, tiene un cráneo hirsuto y gigante, los ojos pequeños, un colmillo que le asoma del labio inferior, más prominente que el otro. Brutus no siente nada. A Brutus le das con un palo en la cabeza y se descojona y después te mata. Uno ha de ser, como el labio inferior de Brutus, siempre más prominente que el Otro, porque si no, estamos fritos (como los fetos de Natan). Desde la infancia aprendemos a imponernos para que no nos caigan capoteadas, para que no nos echen lapos, para que no nos pellizquen las tetas si somos gordos, para poder vacilar con las niñas bonitas. Ay, las niñas bonitas, no pagan dinero, eterna fuente de frustración sexual para los débiles. I am Brutus, aléjate primo o te reviento la cabeza de la galleta que te doy. ¿Qué mariconada es esa de la sensibilidad? Una persona sensible es una persona llorica, cobarde, feminoide.
You Porn: You Puta. A ellas aprendemos a verlas a través del desprecio. Muger ojebto de nuestras fantasías de homosexo. Se mira a la donna y sé piensa: "a las mujeres: piña, piña, piña y disgustos", que sufran y que gocen bajo nuestro poder, y así nos amarán por nuestro poder, que es lo que cuenta, a fin de cuentas, a fin de mes. Esta mirada tan porno esconde el deseo de una violentísima penetración anal personal, una sodomía anal pasiva e irrefrenable que nos taladre el ano del culo, acaso una penetración múltiple y rectal por parte de una tribu de zulúes en pie de guerra, antídoto seguro para nuestro desequilibrio libidinal, padecer el poder de un tropel de rabos mandinga que nos quiten toda la bobería, primo. Al verla a ella postrada, maniatada y amordazada ante nuestro báculo viril, quisiéramos estar postrados, maniatados nosotros mismos bajo el poder de un negro salvaje, un negro desenfrenado que no se ande con contemplaciones, que lo tenga claro y vaya duro a por nosotros, gimientes y mansos. Pero claro, a ver quién es el guapo que se deconstruye hasta ese punto; qué queda entonces de ese macho tan Brutus que trabajosamente hemos montado para hacer frente a esta vida perra, qué queda si admitimos de esta forma que lo único que queremos es poder ser débiles sin morir por el camino.
Desde la infancia aprendemos a admirar a He-Man, el muñeco de Mattel, el dibujo animado de ese supermacho ario que lucha semidesnudo, cuadradísimo y noruego, marcando paquete con unos correajes nítidamente sadomaso y una espada justiciera que penetra sin cesar en las vísceras del Otro: "Por el poder de Greyskull / Yo tengo el Poder". Y nos vamos a las páginas de Foucault para entender mejor el cuerpo y nos vamos a Bataille para emular que nos perdemos en la noche del no-saber, pero cuando llega la aurora de rosáceos dedos, el espejo nos acusa y nos avergonzamos: pecador, pecador marica, maricón. Y volvemos a hilvanar a Brutus para salir a la calle sin miedo y sin vergüenza, a matar.
Así pues, podemos concluir que el hombre, cuanto más Brutus, más buje. Brutus es el negativo de una princesa delicada, y así el hombre más duro, el hombre reseco, el hombre al que repugna el contacto físico con otro hombre, quisiera secretamente (es casi seguro) sentir el taladro hidráulico de un cipote falogocéntrico sodomizándole el complejo de Electra por los meandros del ano colorrectal. Para volver a ser débil. Para volver al prado de la infancia. Para sentir su humanidad.


He discutido con el propio De la Cruz el sentido pleno de este pasaje. Sus aclaraciones me han dejado más confundido todavía. Mucho podría matizarse acerca de los términos empleados (sobre todo el concepto de "sensibilidad" o las referencias a los planteamientos posestructuralistas franceses o los estudios de género). En cualquier caso el autor -según confiesa- no aspira a la universalidad en su escritura. Lo que parece seguro es que, para De la Cruz (y yo estoy de acuerdo) el momento fundador de lo humano es la debilidad. Y que hacerse cargo de ella es como "abrir puertas a la primavera del mundo". Pero como sabemos, esa no es la tendencia dominante. La tendencia es encallecer el alma, con la obsesión de no sufrir, o a causa del hartazgo del sufrimiento. Sobreviene así la animalización, la insensibilización, la fuerza bruta del hombre duro. Y así nos va.